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¡¡LEE ESTO PRIMERO!!

Capítulo 46: Doce golpes para matarte (Parte 2)



El sonido de los tambores dengwen eran tan pesados y emocionantes que podían escucharse a lo largo de cinco millas, doce golpes completos, estirándose una y otra vez, rodando hacia la Puerta Fengtian como la marea de un río.

Los funcionarios civiles y militares se miraron incrédulos, preguntándose cuánto tiempo hacía que no sonasen los tambores, y ahora que sonaban por la mañana, ¿cuál era el incidente ocurrido?

El emperador Jinglong también escuchó el sonido de los tambores desde su asiento imperial, y la sombra de un hombre surgió inmediatamente en su mente, pensando: Me temo que es ese pequeño listillo, que escuchó la frase "cómete tu propia fruta" en el salón Longde y luego se le echó encima, y me busca para entregarme una almohada cuando estoy dormido.

(N/T: Es una metáfora de hacer cosas malas y ser dañado o castigado)

El censor de la derecha de la corte imperial Jia Gongji al otro lado de la plaza, en los escalones imperiales bajo la introducción dijo:

-       Majestad, la persona que toca el tambor es un funcionario de la capital, y la persona acusada también implica a un alto funcionario de la corte, por lo que me atrevo a tomarme la libertad de pedir a Su Majestad que decida.

El emperador tuvo una idea en mente y dijo sin mover fluctuar su tono de voz:

-       Dado que ambos lados involucran a funcionarios, traiga a la persona aquí y dígaselo en la cara, para que todos los ministros presentes también puedan participar en el juicio.

Jia recibió la orden y se fue en un resplandor de gloria.

En poco tiempo, un joven vestido de luto de lino fino llegó a la corte, sosteniendo una caja negra en sus manos. Bajo la atención de los funcionarios civiles y militares de ambos lados, caminó hasta el frente de los escalones imperiales, dejó la caja e hizo tres reverencias.

Dicen que, si quieres ser atractivo, debes vestir de luto. Cuando el Emperador miró hacia abajo, vio una figura de jade que lo saludaba, más cálida que la nieve y el hielo, más esbelta que los árboles de jade y más fija que las nubes, y por un momento no supo qué retórica era más apropiada. Sus dedos se aferraron a la manga del dragón, sólo para atrapar una nube de aire que no le correspondía compartir, su corazón palpitante y sombrío antes de ser suprimido bajo la grácil y solemne apariencia.

-       Su Yan, ¿sabes que el tambor dengwen no se puede tocar a menos que haya una gran injusticia o un sentimiento confidencial e importante?

La voz del emperador vino desde lo alto de los escalones imperiales con una reverberación indistinta, como si fuera un dios o un Buda lejano, imponente y distante.

Su Yan se angustió por un momento, luego estabilizó su mente y respondió en voz baja:

-       Lo sé. También escuché que la corte está preocupada por la injusticia en la prisión y la incapacidad de llegar al fondo, por lo que establecieron un tambor dengwen. Si ese es el caso, tuve que tocar este tambor hoy.

-       Levántate. ¿Cuál es tu queja? Solo dilo – dijo el emperador.

Su Yan permaneció de rodillas.

-       No soy yo quien tiene una queja, sino el dueño del objeto en esta caja. ¡No estoy hablando por mí mismo, sino por otra persona! – Cuando terminó de hablar, abrió la caja de madera lacada en negro y sacó una caja de hierro más pequeña y la abrió, sosteniéndola en sus palmas y presentándosela a la cabeza.

El emperador pensó que iba a demandar por el asesinato en el Xiaonan, pero no pensó que solo estaba defendiendo a otra persona, por lo que le ordenó a Lan Xi que bajara y lo mirara.

Lan Xi bajó los escalones imperiales y se acercó a Su Yan, miró dentro de la caja de hierro y reconoció que era una lengua cortada cubierta de sangre.

Su Yan levantó la voz y dijo:

-       Aunque está ensangrentada, proviene del cuerpo de un hombre leal, por lo que si no es apropiado mostrárselo al emperador, pregúntele a sus señorías.

Sin esperar el permiso del emperador, se acercó directamente a la fila de funcionarios a cada lado de él y metió la caja de hierro debajo de las narices de los príncipes, shangshu y ministros de la corte, muchos de los cuales palidecieron y se cubrieron la nariz, incluso fruncieron el ceño y reprendieron. Sin embargo, a Su Yan no le importó y los empujó uno por uno, lo que obligó a estos adultos mimados a retirarse uno tras otro.

Lan Xi regresó al lado del emperador e informó:

-       Su Majestad, es una lengua cortada que ha sido alterada.

El emperador levantó las cejas, pero esperó a que Su Yan terminara de mostrar la caja de hierro a los ministros antes de preguntar:

-       ¿Quién es este leal y virtuoso del que hablas?

-       Todavía tengo una copia del papel en mi mano, por lo que Su Majestad lo sabrá de un vistazo. Sin embargo, el papel también está manchado de sangre, por lo que temo que manche los ojos del Emperador, ¿debería leérselo?

El emperador ahora estaba seguro de que iba a cantar un gran espectáculo y pensó que también podría seguirle el juego para ver qué trucos podía hacer, así que dijo:

-       Léelo en voz alta para que todos los ministros puedan escucharlo.

Su Yan sacó las páginas dobladas de su bolsillo y las desplegó, solo para ver que estaban manchadas de sangre, casi cubriendo la mayor parte del texto, y la tinta apenas era legible.

Comenzó a recitar la confesión de culpabilidad, pero en lugar de leer los encabezados, comenzó directamente con el texto.

En unos pocos cientos de palabras, no solo confesó todos los cargos de aceptar sobornos y colaborar con su partido, sino que también, para atribuirse el mérito de sus crímenes, denunció a Li Chengfeng, el primer ministro de la corte y ministro del Ministerio de Oficiales, diciendo que había sido instruido por él, y que había desafiado al emperador en virtud de su condición de patriarca de dos dinastías, y había dictado su propio poder, y había enriquecido la fortuna familiar del Rey Xin que había sido incautados, todos ellos delitos graves.

Los ministros de ambos lados palidecieron. El temperamental Li Chengfeng estaba aún más furioso y gritó:

-       ¡Qué montón de tonterías! ¿Quién tiene la osadía de llamarse a sí mismo lealista, cuando me ha calumniado con tales falsedades?

Era tan viejo, pero todavía estaba en forma que podía competir con el marqués de Feng'an en la sala de la corte con los puños y ahora se precipitó hacia Su Yan en tres o dos pasos, sacó la confesión de culpabilidad y miró el cargo.

Pero vio una huella de mano manchada de sangre, tristemente estampada en ella, pero ninguna firma de esta.

Li Chengfeng estaba un poco atónito, pero cuando miró, vio que estaba escrito "La persona culpable, Zhuo Qi, confiesa lo siguiente". No pudo evitar decir sin aliento:

-       ¿Zhuo Qi? ¿Cómo puede ser él?

Zhuo Qi ha sido su discípulo durante muchos años, naturalmente tiene una idea de su carácter, aunque era un poco indeciso, no sería capaz de engañar a su maestro y destruir su camino… ¿podría ser que la lengua…

Al ver la cara de asombro de Li Chengfeng, Su Yan pareció haber adivinado algunas cosas, así que dijo con gran pena:

-       Si mi maestro hubiera sucumbido a la tortura y accedido a firmar la confesión, ¡por qué le habrían obligado a ser humillado en el tribunal público y a morderse la lengua hasta morir!

Los cortesanos estaban alborotados, intercambiando palabras.

El rostro del emperador estaba hosco, con la ira escondida en sus ojos, y dirigió su mirada hacia el comandante del Jinyiwei, Feng Qu’e, en el lado oeste del trono imperial:

-       El caso de Zhuo Qi fue juzgado conjuntamente por su Jinyiwei y Da Lisi, ¿por qué murió el funcionario en la corte pública?

Feng Qu’e sabía que era malo, y su rostro estaba sombrío mientras meditaba su respuesta, ya que normalmente tenía un aspecto sombrío, nadie podía notarlo. Cuando fue nombrado por el Emperador, inmediatamente se inclinó y cerró el puño:

-       Su Majestad, Zhuo Qi confesó su culpabilidad voluntariamente y estaba tan avergonzado que luego se suicidó. En el momento del incidente, el Señor Yu, Secretario del Da Lisi, también se encontraba en la sala, por lo que Su Majestad podría preguntar.

La mirada del emperador le observó y el Secretario del Da Lisi, Yu Shouyong, tuvo que dar un paso adelante y dijo con un arco de la mano:

-       Lo que dijo el señor Feng es verdad.

Él era el oficial que presidía este caso, y no consiguió detener a Feng Qu’e, por lo que los dos se convirtieron en un saltamontes en la misma cuerda. Ahora, por mucho que lo intentara, tenía que unificar su voz y decir que Zhuo Qi se había suicidado por miedo al pecado, de lo contrario no podría escapar de la culpa.

-       ¿Por qué no se informó de este asunto? – preguntó el emperador.

Feng Qu’e respondió ante Yu Shouyong:

-       Porque era el cuarto día del quinto mes. Al día siguiente era el Festival del Bote del Dragón, así que temía que estropeara el estado de ánimo del Emperador, así que quería posponer el informe para un día e informarlo después del festival. Al día siguiente, hubo un baño de sangre en el Dongyuan, y los Jinyiwei tuvieron que proteger la corte imperial y buscar al asesino, así que lo olvidé en el calor del momento. Ahora que el caso contra el Sr. Ye se ha completado, lo recordé y estaba a punto de informarlo a Su Majestad cuando este hombre Su vino a la corte de la mañana para demandar castigo. Sé que cometí un error y estoy dispuesto a aceptar el castigo, ¡pero no me atrevo a aceptar un cargo tan injustificado como el de obligar a morir a un ministro!

El emperador guardó silencio mientras se explicaba de esta manera y Feng Qu’e miró a Su Yan con una mirada feroz en sus ojos:

-       ¿Cómo puedes presumir de decir que la muerte del ministro Zhuo te fue impuesta y que tú, que no estabas presente, sabes la verdad mejor que los que estábamos ahí?

Su Yan no tenía miedo y dijo:

-       Los presentes, ya sea del Da Lisi o del Jinyiwei, están todos en la misma comunidad de interés en este asunto, ¿qué verdad pueden decir testificando unos contra otros? Me temo que, si llama a todos sus hombres aquí, todos dirán lo mismo: 'Lo que dijo el señor Feng es verdad'. El señor Feng tiene una larga historia de autoridad, y tiene una venganza por la retribución, por lo que tienen miedo de ofenderle, así que deben decir la verdad aunque no sea verdad".

Yu Shouyong estaba furioso por sus palabras y le dijo a Su Yan con el ceño fruncido:

-       ¿Me estás acusando de dar falso testimonio del señor Feng? Si no los castigamos con severidad, todos estarán dispuestos a ofender a sus superiores y a violar la corte en el futuro. ¿Dónde está la disciplina de esta corte? ¿Dónde está la cara de sus señorías? – Se volvió hacia el emperador y se arrodilló:  - ¡Ruego a Su Majestad que castigue a este villano que habla con dos lenguas y es tan presuntuoso!

Antes de que el emperador pudiera decir algo, Su Yan dio un paso más cerca de él y sonrió con frialdad.

-       Ya que yo, que no estaba presente, no tengo nada que decir, ¿qué tal si invitamos a otro testigo que estuvo presente?

-       ¡Siéntete libre de invitar a cualquiera! – Yu Shouyong pensó para sí mismo que los presentes en ese momento eran funcionarios del Jinyiwei o Da Lisi, nadie se atrevería a hablar, ¿y qué si lo arrastraba aquí para testificar?

Su Yan arqueó la mano hacia el emperador.

-       Le pido a Su Majestad que convoque a Señor Zhuo, el sacerdote de la Academia Estatal de Académicos, para que venga.

Los ministros no pudieron evitar mirarse el uno al otro con incredulidad… este sacerdote Zhuo no se había mordido la lengua y se había suicidado, ¿cómo podría ser convocado? ¿Estaba vivo o muerto?

El emperador también lo miró fijamente. Su Yan levantó la voz y dijo:

-       Sus señorías no necesitan especular, mi maestro fue asesinado injustamente, pero su cuerpo todavía está allí, congelado en una bodega de hielo privada excavada por la División Fuzheng del Norte.

Ante estas palabras, la expresión de Feng Qu’e se puso rígida.

… Solo los pocos guardias a cargo sabían dónde estaba el cuerpo de Zhuo Qi, entonces, ¿cómo pudo saberlo este chico?

Había planeado que cuando se presentara la confesión y se resolviera el caso, manipularía el cadáver de Zhuo Qi y lo disfrazaría como una epidemia, de modo que incluso si el emperador quisiera hacer preguntas después, nadie se atrevería a acercarse lo suficiente para echar un vistazo más de cerca, y finalmente decidir que había muerto de la enfermedad y cremarlo.

¿Quién hubiera pensado que el cuerpo, tan laboriosamente escondido, sería descubierto por alguien que no estuvo allí? Solo había una razón para esto: ¡había un traidor en el Jinyiwei, y uno que conocía el secreto del círculo interno!

Feng Que rechinó los dientes, y sus ojos eran tan feroces como los lobos cuando miró a Su Yan.

Inmediatamente, el emperador Jinglong le ordenó que encontrara el cuerpo de Zhuo Qi en la bodega de hielo y lo llevara directamente a la puerta de Fengtian, de acuerdo con la ubicación que había mencionado Su Yan. La orden no fue dada a los Jinyiwei, sino a los Cuatro Guardias Tengxiang del Ejército Prohibido, bajo la supervisión del Almirante imperial, el eunuco a cargo.

Feng Que tenía la vaga sensación de que la confianza del emperador en él se había ido, pero no sabía si era debido a los eventos de hoy o antes... Presionó su mano sobre la empuñadura de su espada de resorte bordada y miró fijamente en los escalones de jade blanco frente a él. El medio de los escalones de jade está tallado con un enorme dragón dorado cabalgando sobre las nubes, el dragón es a la vez majestuoso y horrible, como si todas las bestias del mundo, incluidos los humanos, estuvieran bajo sus garras y no tuvieran más remedio que temblar y obedecer.

Sintió que había elegido el camino equivocado desde el principio y que había cometido un error en cada paso, lo que lo había llevado a su situación actual.

En solo media hora, los soldados de la Guardia Tengxiang llevaron el cuerpo de Zhuo Qi a la puerta Fengtian.

El cuerpo acababa de descongelarse por el hielo y goteaba húmedo a la luz de la mañana.

Li Chengfeng estaba preocupado por su discípulo e inmediatamente se adelantó para examinarlo. Vio que el rostro de Zhuo Qi era azul y morado y sus ojos estaban muy abiertos por la ira, una mirada de muerte que no podía evitar revelar su trágico dolor.

Su Yan dijo:

-       Me gustaría pedirle que desatara la ropa del maestro para que todos los señores puedan escuchar el testimonio del difunto.

El emperador se inclinó hacia atrás y estuvo de acuerdo. Dos soldados de la Guardia de Tengxiang se adelantaron y le quitaron la ropa a Zhuo Qi, dejando solo un par de pantalones cortos con la nariz de becerro.

Hubo jadeos y gritos de sorpresa por todas partes, y muchas personas se levantaron las mangas para cubrirse los ojos, incapaces de soportar la vista.

El cuerpo de Zhuo Qi estaba casi desprovisto de carne y piel intactas, sus diez dedos estaban apretados, sus piernas y brazos estaban marcados, y lo peor de todo eran sus dos costillas, donde la carne y la piel habían sido cortadas, revelando dos filas de costillas blancas con un rasguño a punta de cuchillo en ellas, tan limpias como la cuerda de un laúd.

-       ... ¿Es esto lo que llamas una confesión voluntaria de culpa? – El emperador señaló el cadáver al pie de las escaleras y le preguntó a Feng Qu’e con voz severa: - Ordené que investigaras este caso, y di instrucciones específicas de que debías tener pruebas reales antes de que se le pueda condenar, y que no deben ser golpeados hasta la sumisión. Pero no sólo han torturado a los funcionarios de la corte, ¡incluso han utilizado torturas tan inhumanas como "tocar el laúd"! He oído durante mucho tiempo que la Prisión Imperial de la División Zhenfu del Norte es particularmente severa, ¡pero ahora parece que la tortura es tan horrible que está más allá de las palabras! ¡Bien hecho comandante del Jinyiwei!

Feng Qu’e fue reprendido por el emperador, su rostro estaba pálido, ceniciento.

Su Yan, vestido de luto, se arrodilló ante el cadáver de Zhuo Qi y lloró:

-       'Si quieres preguntar cuál es el crimen, ¡mira mi sangre!’ Su Majestad escuchó sus últimas palabras, Maestro, y muchos de los señores presentes ¡también! ¡Maestro, moriste en vano! ¡Tu sangre fue derramada en la oscuridad de la prisión imperial y se ha convertido en una prueba contundente de que los traidores ministros del poder han violado la ley y perseguido a los fieles! ¡Maestro, tu espíritu sigue vivo! ¡Su cuerpo andrajoso ahora yace aquí en el solemne patio de la Puerta Fengtian, esperando que su leal Majestad y sus colegas venguen sus errores! ¡Su Majestad! Mire a su siervo, que ha derramado su sangre y sacrificado su vida por la ley de la tierra, ¡y cómo se sentiría en su tumba si no pudiera obtener siquiera un poco de justicia y reparación! ¡Su Majestad! ¡¡¡Debe hacer algo por mi maestro, Su Majestad!!!

Aunque no tenía recuerdos ni afecto por el maestro original del cuerpo, Zhuo Qi, también admiraba la tenacidad y la columna vertebral de este funcionario civil, y este arrodillarse y llorar no era todo un acto, sino media docena de sentimientos verdaderos. Es que después de llorar sin pensar, se dio cuenta que su estilo parecía un poco sesgado...

La razón principal es que no era bueno para el sensacionalismo, y se dejó llevar por los recuerdos de su vida pasada, así que sintió que olía como "El Palacio del Gran Ming" ... (una película china)

Li Chengfeng miró hacia el cielo y lloró:

-       No tengo miedo de romperme los huesos, quiero dejar mi inocencia en la tierra... Zhuo Qi, ¡puedes descansar en paz por practicar tu virtud con tu cuerpo!

Feng Qu'e miró la postura de llanto de los funcionarios en la plaza y sintió que el conejo murió y el zorro estaba triste, lo cual era extremadamente ridículo. Sabía que no podía escapar, pero esperaba que el emperador fuera considerado con sus viejos sentimientos y solo lo despojara de su cargo o lo degradara, o fuera relegado a Nanjing por su vejez, como su predecesor, que había sido el director de la Fábrica del Este. Mientras permaneciera en las verdes colinas, tendría la oportunidad de regresar.

Se arrodilló sobre ambas rodillas hacia el emperador y se disculpó:

-       En el caso del sacerdote Zhuo, fue mi afán por hacer méritos y mi deseo de cerrar el caso lo antes posible lo que lo llevó a suicidarse. Sé que estaba mal y estoy dispuesto a aceptar el castigo. Le ruego al emperador que me perdone por mis años de servicio dedicado y por darme la oportunidad de arrepentirme y cambiar mi forma de ser.

Yu Shouyong, el secretario del Da Lisi, también tuvo que arrodillarse y pedir perdón, diciendo que había sido amenazado por Feng Qu’e y no había podido detenerlo a tiempo, y que acababa de dar falso testimonio porque temía su venganza. También reveló las palabras originales que había usado para engañar a sus superiores y subordinados: ¡Todos ustedes aquí, mantengan la boca cerrada, si alguien se atreve a informar sin permiso, el día de Zhuo Qi será suyo mañana!

El Comandante del Jinyiwei actuó de una manera tan dominante y arrogante que los ministros se quedaron atónitos.

El emperador no dijo nada, ni dejó que ambos se levantaran.

Feng Qu’e pensó que el emperador siempre había sido indulgente y todavía estaba jugando la carta de la emoción. Su Yan, sin embargo, conocía el principio de eliminar la raíz del problema y ya había decidido que no lo soltaría hasta que estuviera muerto. El show había comenzado…

Se secó las lágrimas de los ojos y se levantó con una floritura, caminando hasta el pie de los escalones imperiales y diciendo rotundamente:

-       ¡Majestad, tengo algo que presentarte!

Esto sonó familiar y le recordó al Emperador Jinglong el momento en que Su Yan fue convocado al Salón Longde y también dio la misma voz, seguida por el enjuiciamiento del Rey Yu.

¡Hay más que eso! Uno tras otro, como una floración de vincapervinca. El emperador no pudo evitar mantener el rostro inmóvil y dijo solemnemente:

-       ¡Adelante!

-       Me gustaría acusar al comandante del Jingyiwei, Feng Qu’e, y solicitar que se le presente a Su Majestad por sus doce crímenes principales.

Wei Jun, marqués de Feng'an, levantó la cabeza y miró a Su Yan con resentimiento.

Había dudado en decir algo. La razón fue que le había ordenado a Feng Qu’e que hiciera lo de Zhuo Qi, para debilitar las alas de Li Chengfeng y derribar a la persona número uno en la corte. Tenía miedo de verse involucrado, así que se mantuvo callado.

Pero ahora tiene que presentarse y hablar por Feng Qu’e, quien no se rindió cuando le agradeció por sus crímenes. Esta cobertura no es sólo una declaración de actitud, sino también una amenaza disfrazada... De momento no te entregaré, así que puedes decidir por ti mismo si me proteges o no. Si eres cruel, ¡no me culpes a mí de ser injusto!

Además, las raíces de Feng Qu’e no son superficiales y su poder no es ligero, y es bastante útil. Si se le permitía caer, tendría que encontrar otro luchador alineado del mismo rango, lo que temía que no sería fácil.

Entonces dio un paso adelante y gritó con desdén:

-       ¡Su Yan! Eres solo un Xǐmǎ, cuida tus propios libros y gráficos, ¿quién eres tú para acusar a un funcionario de tercer rango?

La expresión de Su Yan era aún más desdeñosa que la suya.

-       Ya sea que esté calificado para acusar o no, el Emperador tiene la última palabra. ¿Quieres amordazarme con el rango? Si le das tanta importancia al respeto a los superiores y a los subalternos, ¿cómo es que eres el primero en dictar antes incluso de que el emperador hable? Esto es engañar al emperador y desobedecer a sus superiores ¿Usted, Marqués Feng'an, quiere rebelarse?

Wei Jun casi se ahogó con sus palabras sinvergüenzas, y casi se cae hacia atrás, estaba ocupado disculpándose con el emperador:

-       ¡No tengo intención de intimidar al emperador, Su Majestad!

El emperador Jinglong dijo con indiferencia:

-       Marqués Feng'an, ¿este asunto tiene algo que ver con usted?

-       No, no tengo conocimiento de eso.

-       Como no sabe, debe hacerse a un lado y escuchar más, ver más y hablar menos, y tener una mente abierta, entonces estará informado.

El rostro de Wei Jun se enrojeció ante el ridículo del Emperador, y solo pudo retroceder nervioso. Miró a Feng Qu’e y dijo en silencio: No es que no te vaya a ayudar, es que el emperador obviamente te va a llevar la contraria, ¡así que estás por tu cuenta!

Feng Qu’e se arrodilló frente a la corte imperial, se había quitado la espada y se limitó a inclinar la cabeza y rechinar las muelas.

Su Yan se aclaró la garganta y su mente corrió para ordenar sus pensamientos. En el camino hacia aquí, empujó el esquema dictado por Shen Qi mientras hojeaba rápidamente la evidencia en el cuadro oscuro, casi de un vistazo, y tenía un bosquejo aproximado en su mente.

Los delitos de Feng Qu’e son, en resumen, ostentar poder e influencia, corromper la ley, obligar a morir a ministros y erradicar disidentes. Sin embargo si eso fuera lo que se decía, Su Yan sintió que el peso era demasiado ligero para clavarlo al pilar de la vergüenza de la historia por la eternidad.

Entonces, desglosaría algunos grandes puntos de argumentación, dividiría en trozos más pequeños, decoraría con palabras significativas, combinaría con un montón de argumentos convincentes, e intentará que el proceso de argumentación sea lo más elevado posible, imparable, ocupando el terreno moral y legal, ¡y primero aplastaría con ímpetu!

... ¡la experiencia de escribir informes políticos de partidos en la vida anterior es verdadera! El borrador de Su Yan estaba bien preparado, y los doce pecados salieron de su boca.


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